julio 30, 2013

Berrinches de Novelista Novato #18: Aterrizar en Cuba

Vista de la ciudad de Matanzas, Cuba
(Fotografía del Autor)

Como alabastros confundidos entre las inclemencias de un desierto se sepultan las ideologías entre las babas de un Cronos implacable y febril. Hoy por la tarde aterricé en la isla de los encantos invocados bajo la palabra Revolución; donde se erosionan las barbas de un Zeus vigilante bajo sus templos a la merced de soles inclementes y huracanes de odio. Donde los discursos se amordazaron entre escombros y esqueletos de viejas casonas señoriales. Donde se guardan más silencios que matices de verde entre selvas y bosques. Donde una Susana mulata quedó a la merced de los viejos, sin más defensa que su orgullo y su belleza. Donde miles sueñan con balsas de altamar encontrando las arenas de tierras fértiles y desconocidas.

Ahí quedó anclado el Edén, dormido entre la cabellera de un Poseidón sin sueño, enclaustrado bajo estrellas desde hace miles de años muertas; entre ritmos y andrajos, entre vientos de cambio y conocidos quebrantos. Los llamados de auxilio no llegan entre aletas de tiburones y olores a gasolina y la nostalgia de la lejanía es un puñal que respira entre el pulmón y las costillas. Sentimientos a flor de feeling y sones, las mismas viejas canciones entre cientas de reencarnaciones. La Virgen de Regla entre sus flores de esperanza y blanca pureza conforta el sístole y el diástole de miles de corazones; como Yemayá protege a los niños y a las madres, a los que arrulla con las olas del mar.

La isla en la que aterricé tiene aromas a tabaco y azúcar. En este lugar hay mil razones para posar los sentidos y ejercitar el pensamiento en toda plenitud. La tierra que piso es un viejo que sueña con enfrentarse a la furia de la historia.

Varadero, Cuba. Julio 22 de 2013

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