marzo 26, 2016

In Memoriam: Johan Cruyff (1947 - 2016)


La grandeza del legado de Johan Cruyff, quien falleciera el pasado jueves 24 de cáncer de pulmón a los 68 años de edad, es omnipresente en el futbol moderno; va más allá del 14 en la espalda que se movía raudo y rubio por la cancha, va más allá de los cambios de ritmo y los movimientos cerebrales trazados en el rectángulo verde como quien diseña sistemas solares y constelaciones. Entender este deporte tan fácil de jugar en toda su complejidad sería imposible sin entender la actitud ante el futbol y ante la vida que este espigado holandés puso sobre la mesa.

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Hendrick Johannes Cruijff nació en el seno de una familia trabajadora de Amsterdam, muy cerca del estadio De Meer, la sede histórica del Ajax. Su padre murió de un paro cardiaco cuando tenía doce años, razón por la cual su madre cerró el negocio familiar para entrar a trabajar en el equipo lancero. El Ajax se convertiría en el centro de la vida del joven, ahí debutaría como futbolista a la edad de quince años. Con la pérdida paterna, Cruyff aprendió que la vida era dura y que era importante siempre tener finanzas estables para poder vivir tranquilamente sin aspavientos; también le enseñó el don de la generosidad, el cual inculcaría el resto de sus días.

En Ajax, Cruyff ganaría seis Eredivisie, cuatro Copas de Holanda, tres Copas de Europa y tres Balones de Oro, pero su consagración vendría en el mundial de Alemania 74, donde guiaría a un equipo diferente a los vistos hasta ese momento, una oncena dinámica, donde todos se movían a cubrir todos los espacios del campo, donde todos debían hacer todas las funciones, donde todos los espacios eran vitales, el Futbol Total. La Naranja Mecánica fue el gran giro copernicano del futbol moderno, un equipo donde la fortaleza física estaba al servicio de algo superior, la prioridad de pensar el juego y de ejecutarlo con precisión. Holanda arrasó a las grandes selecciones del orbe, pero cayó en el último juego ante la Mannschaft de Franz Beckenbauer.

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El destino llevó a Johan Cruyff a una tierra lejana donde demostraría que era el mejor futbolista de su tiempo, un equipo tradicional que lo acogió en un momento difícil, donde los vientos de cambio  en todos los aspectos soplaban con una fuerza descomunal. En el FC Barcelona, Cruyff ganaría varios títulos, pero su verdadero legado se reflejaría hasta unos años después, una vez que había demostrado su talento en Estados Unidos y que regresó a jugar en Holanda, donde se retiraría como futbolista a los 37 años de edad jugando para el rival del Ajax, el Feyenoord.

Como entrenador, también iniciaría en el Ajax, donde ganaría también algunos torneos, pero fue en Barcelona donde pudo fomentar su filosofía en su esplendor más depurado. Entre 1988 y 1995, las transformaciones que sufrió el equipo culé lo llevaron a encumbrarse como uno de los clubes más grandes de la historia del deporte, en resumen, los blaugranas le deben a Cruyff muchas de las estructuras que lo sostienen en los tiempos que corren como el mejor club de futbol del mundo. El dominio del club catalán en los seleccionados ibéricos de los últimos veinte años es una consecuencia indirecta de la filosofía Cruyff.

Con Cruyff, la ética del futbol total evoluciona hacia un acercamiento más orgánico del futbol, donde importaba tanto el talento individual de los futbolistas como su integridad como unidad, su apego a lo colectivo. Por un lado, Cruyff fomentó el trabajo de fuerzas básicas en un nivel desconocido para el entorno español: La Masía produjo las raíces de la grandeza futura y los llevó por caminos de excelencia integrales. El Dream Team que ganaría la Copa de Europa de 1992 fue la consecuencia de la combinación entre el trabajo de fuerzas básicas y la captación de algunos de los mejores futbolistas de la época.

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La influencia de Johan Cruyff en el statu quo del FC Barcelona se reflejó también en el devenir posterior a su dirección técnica: Louis van Gaal y Frank Rijkaard compartieron más que la nacionalidad cuando dirigieron a la entidad culé, también asimilaron la ética ofensiva y espectacular de su predecesor. En Josep Guardiola, Cruyff encontraría a su igual tanto en la cancha como en el banquillo, al gran revolucionario de la estrategia futbolística y de la actitud constructiva de un futbol orgánico y armonioso, donde lo más importante es siempre buscar el mejor camino hacia la victoria. Hoy día, con Luis Enrique al mando y Lionel Messi como su astro más brillante, la línea que trazó Cruyff sigue.

El futbol español, específicamente el catalán si así se quiere, ha encontrado su cenit ganador tan deseado desde tiempos inmemorables con dos Euros y el mundial de 2010. Con Xavi Hernández y Andrés Iniesta, hijos prodigios de La Masía, como las columnas del non plus ultra español del futbol moderno, España encontró una identidad y razones para gozar en tiempos que en otros ámbitos fueron complejos. "Salir y divertirse" solía decir Cruyff; salir a ganar jugando con gozo al futbol.

Descanse en paz.

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