agosto 09, 2014

Soy Ignacio, o Guido

Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo
(Víctor R. Caivano / AP)

El pasado martes 5 de agosto, las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron el encuentro de su nieto número 114. Se trata de un hombre de 36 años de edad que hasta hace pocos días se llamaba Ignacio Hurban, pero que en verdad era el hijo de Laura Estela Carlotto Barnes, una estudiante de historia de militancia peronista de 24 años de edad, secuestrada y asesinada por la dictadura argentina en 1978. Su abuela genética materna es Estela de Carlotto, de profesión maestra de escuela, líder de las Abuelas y una de las luchadoras sociales más importantes de la Argentina democrática, quien por casi 37 años esperó este momento y que ha luchado por darle justicia a cientos de familias fracturadas por la barbarie genocida del Proceso de Reorganización Nacional.


La historia de la señora De Carlotto es uno de tantos referentes en la lucha del pueblo argentino por sanar las heridas dejadas por la infamia de aquel pasaje oscuro de su historia; no ha habido más que alegría detrás de este final feliz, el cual renueva el voto de estas mujeres y sus familias para seguir buscando a sus nietos nacidos en cautiverio. Entre 1976 y 1983, desaparecieron más de 30,000 ciudadanos argentinos secuestrados y asesinados sistemáticamente sin más razón que su militancia política y la falsa premisa de ser subversivos para la dictadura; más de 500 niños fueron integrados a familias ajenas, los cuales los criaron y les dieron otra identidad. Esta vez la gracia fue para la mujer más prominente de este movimiento, pero aún hay muchos nietos por recuperar.

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Hacer memoria, buscar justicia y sanar heridas son los objetivos de las Abuelas, quienes desde hace más de 35 años han compilado datos para tratar de localizar a todos estos niños perdidos cuyas identidades se encuentran escindidas entre quienes son y quienes debieron ser. Guido, o Ignacio, es un pianista de jazz, fue criado como hombre de bien y se ha forjado una carrera como músico de gran respeto y trayectoria; sin embargo, dudaba de su identidad, no sabía si realmente era quien decía ser, y se acercó a las Abuelas buscando respuestas. Los avances de la genética y la perseverancia de la sociedad en la que vive y de la que es plenamente consciente lo han llevado a encontrar una respuesta que le fue ocultada toda su vida.

No debe ser fácil estar en los zapatos de este hombre; no podemos dudar que dentro de la cabeza y el corazón de esta persona debió haber incertidumbre y confusión. En todo trauma hay una etapa de recuperación, un momento donde todo recupera sentido y se sigue adelante; pasarán varios días para que los Barnes Carlotto logren reintegrar el miembro por muchos años perdido, pero hay esperanza y amor de por medio, todo deberá fluir como debió de ser desde siempre, desde el primer aliento de Guido, quien por ahora tiene dos nombres y deberá vivir entre ellos hasta que su identidad se le haya restituido en todos los sentidos.

Todos los seres humanos buscamos los caminos para llegar a ser las mejores versiones de nosotros mismos; para esto requerimos bases firmes: familia, educación, autoestima, sustento y afección. Para este hombre y para la familia que tanto lo esperó, este reencuentro es el renacer de una promesa, la realización de un destino.

Gracias, muchas gracias. (Twitter: @ignaciohurban)

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