febrero 22, 2014

Y después del Chapo, ¿qué?

¿Será o no será? (Eduardo Verdugo / AP)

Nunca creí tener que escribirlo. Hoy atraparon al Chapo, enemigo público número 1 del país; no estaba en Guatemala, ni en Katmandú, ni en el Benelux, sino en un hotel de la zona turística de Mazatlán. Han pasado poco más de trece años desde la última vez que supimos de él, cuando con una treta de película y gracias a la corrupción e impunidad del sistema carcelario nacional, escapó del penal de Puente Grande. La Armada de México, junto a autoridades estadounidenses, lo capturaron hoy por la mañana; poco después, comenzaron a correr las imágenes de la detención y traslado del capo hacia la Ciudad de México, donde se confirmaría su identidad.

La captura de Guzmán Loera para los gobiernos de México y Estados Unidos es la más importante que se ha logrado en la materia en al menos dos o tres décadas. Después de un año donde sus principales consejeros y lugartenientes fueron agarrados por la autoridad y en medio de varios escándalos que exhibían la opulenta vida de sus hijos, la DEA ha confirmado que tienen al hombre correcto, el cual podría enfrentar una pena de extradición a los Estados Unidos por los delitos de narcotráfico y lavado de dinero. Jesús Murillo Karam, procurador general, presentó al Chapo ante los medios en el hangar del Ejército del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

Después de la reunión con Barack Obama y el primer ministro canadiense Stephen Harper en Toluca, el gobierno de Enrique Peña Nieto se ha agenciado otro triunfo político. Sin embargo, no podemos decir que con la caída de Joaquín Guzmán Loera habrá terminado el poder del narco en nuestro país, razón por la cual la situación de seguridad sigue siendo crítica. En épocas de autodefensas y aumento de violencia, el país no puede cantar victoria con haber atrapado al más prominente y exitoso de los narcotraficantes de su generación; el tema aún tiene muchas aristas que no han sido atendidas en los últimos cuatro sexenios.

Por ahora, permanece el mito del Chapo Guzmán como el hombre que hasta hoy era inatrapable, permanece el imperio internacional multimillonario esperando una nueva cabeza y continúa la mentada lucha contra las drogas de un gobierno que aún levanta las dudas de las mayorías.

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