marzo 14, 2011

De los últimos 5 días, malestares y pendientes...

Afortunadamente, sólo fue un dolor de espalda...

Hola a todos...

Estos últimos 5 días que han transcurrido de mi vida han sido de los más extraños. Muchos sentimientos mezclados: incertidumbre, temor, actitudes hipocondriacas y achaques de todos tipos. Digamos, para resumirlo, que mi salud me ha estado dando un susto.

Todo comenzó el miércoles después de mediodía, cuando un dolorcito de espalda me empezó a molestar. Al principio me dije que debí de haber dormido mal, y me fui al escuela como si nada a escuchar una magnífica conferencia sobre Rufino Tamayo. (Se trató de la presentación en mi universidad del libro "El Arte Cósmico de Rufino Tamayo", editado hace un año, de la autora Norma Leticia Ávila Jiménez, a la venta en librerías especializadas).

Todo parecía estar bien: fui a dejar unos libros que había pedido prestados y fui a estudiar movimientos en el grupo de ajedrez, sana costumbre de miércoles al atardecer a la cual soy asiduo desde el semestre pasado. Pero el trayecto del camión de vuelta a casa me hizo saber que algo estaba mal conmigo: el dolor de espalda aumentó, se había convertido en un muy doloroso piquete que no me dejó dormir esa noche.

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Geoffrey Rush en "The
King's Speech"
Después de un coctel de analgésicos y antiespasmódicos, pude dormir un poco, pero no pude asistir a mi jueves de Servicio Social. Por la tarde fui al médico, el diagnóstico fue dorsalgia, y me recetaron sendas ampolletas de dexametasona y diclofenaco, las cuales me han permitido sortear las noches de forma aceptable y continuar con mi vida. Pagué algunas de las horas perdidas del Servicio el pasado viernes, el sábado y el domingo estuve en el cine y salí a caminar bajo soles gloriosos. (Fui a ver por fin "El Discurso del Rey", donde Geoffrey Rush hace una actuación fenomenal).

Mamá rehusaba inyectarme, pues no lo hacía desde que era niño. La última vez que lo hizo me salieron ronchas y el medicamento esta vez era un esteroide que según ella iba a hacerme engordar más de lo que soy. Algo valioso aprendí: nadie inyecta como ella. No sé que haré cuando necesite de alguna inyección y no esté cerca, pues cuando intenté hacerlo yo mismo, la falta de práctica me arrancó un poco de dolor.

El médico, hombre de confianza en mi familia (colegas de hace muchos años al fin), también me pidió que me hiciera un ultrasonido de riñón y análisis de orina, lo cual tiene los focos rojos prendidos en mi vida. Siempre son extrañas las primeras veces, y pese a que sólo es un diferencial, no me deja de preocupar qué resultados van a arrojar estas pruebas. Cada episodio de dolor me hace pensar en cálculos renales, aunque sea la simple gastritis que provoca el diclofenaco.

Lo que sea que salga en estos estudios no me tiene que afectar, todo lo contrario, es para mi bien.

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Dirán que estoy exagerando cuando lean lo que voy a escribir, pero he estado pensando en todo lo que me falta por hacer en la vida: apenas voy a terminar la carrera y mis temores son ya demasiado grandes como para arrastrar una enfermedad en esos momentos. Le tengo miedo a los quirófanos, definitivamente voy a caer en pánico cuando tenga que visitar uno. Espero que no sea el momento aún...

Por ahora, sigo tranquilo, pensando en qué va a pasar al rato. Cosas más graves están ocurriendo en el mundo en estos momentos como para echarlo todo por la borda.

Debo de dejar de ser tan chillón...

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