abril 01, 2010

Semana Mayor: Yo confieso... #3

Representación de la Pasión en Iztapalapa, D.F.
(Archivo El Universal)

Es la madrugada de Jueves Santo, y yo estoy aquí en mi cuarto descansando en la tregua de las vacaciones de Semana Santa. De nueva cuenta estoy dejando de lado los pendientes que he podido resolver en esta semana, y no tengo razón aparente para hacerlo. Me he puesto a pensar nuevamente en muchas cosas que me inquietan.

Semanita enloquecida la que nos ha tocado para descansar, entre bombazos en Rusia, un preso de las FARC liberado, la violencia de cada día a lo largo y ancho del país; playas artificiales, citadinos en fuga y el impactante caso de la niña Paulette y sus irresponsables padres. Yo me la he pasado invernando en mi casa, saliendo sólo para lo necesario, comiendo, haciendo un poco de ejercicio, leyendo un libro y pensando en el futuro...

Difícil me es pensar que muy pronto terminaré la carrera, y que al día de hoy no me he podido disciplinar en ella. Me he estado haciendo una autoevaluación y he concluido que no me siento hoy en día dispuesto, a estas alturas del partido, a ejercer la profesión de ser historiador del arte, y se lo debo a una razón: Tengo miedo a la responsabilidad, tengo miedo a funcionar en un régimen que no me permita explorar mis demás inquietudes. A veces, incluso, he pensado en que he cometido un error a la hora de elegir mi carrera, algo que descarto al hacer memoria de todo lo que he aprendido, de las personas que he conocido, de los puntos de vista que he escuchado, y la sensibilidad hacia la cultura y hacia la vida humana que he adquirido.

Tengo miedo a conocer de lo que soy capaz de hacer... Y ese miedo se debe a mi inmadurez.

A mi edad, se espera que esté ya desarrollando un trabajo con capacidad, especialmente cuando soy uno de muy pocos que asisten a la Universidad en este país. El compromiso que tengo conmigo mismo es muy grande, no tiene que ver con mis padres, ni con mis colegas, ni con mi hermana. Ese compromiso es el de ser una persona integra, que aporte algo a los demás, y lo más importante, que sea feliz con lo que hace. El hecho de que deje de lado pendientes de la escuela es para mí una señal de que algo no está bien conmigo, o estoy muy deprimido, o de plano no estoy cómodo con lo que estoy haciendo.

Antes de ponerme a escribir, estaba leyendo una entrada de uno de los blog que sigo, donde la chica que lo escribe comentaba sobre lo que debería estar haciendo en aquel momento, como limpiar su cuarto, estudiar, salir, leer, aprender a tocar piano, y ella mencionaba que algo dentro de ella no le permitía hacerlo... A veces quisiera estar en sus zapatos, poder decir que voy a aprender a tocar a tocar la guitarra, que voy a aprender japonés, que voy a salir a patinar, que veré a los amigos con los que no he hablado en 4 años... Ahora mismo, a mi edad, sigue siendo buen momento para empezar, pero a la edad de ella todavía lo es más. Lo que pasa conmigo es que no tengo más pretexto por el cual no he hecho estas cosas pendientes más que el miedo y la apatía...

En mi situación, decir cosas como "Voy a realizar una investigación sobre...", "Me causa curiosidad este tema..." "Quisiera leer sobre..." "Voy a trabajar en...", y no llevarlo a la acción, es dejar de lado cosas que pudieron haber sido muy fructíferas y que se quedaron en un simple deseo. No puedo dejar que estas cosas sigan sucediendo.

Mi situación existencial es más que crítica, aunque en este semestre habrá momentos en los cuales podré evaluar de mejor forma mi situación. Mi inquietud por conocer nuevas cosas sigue intacta, y en algún momento voy a tener que hacer un time out para resolver los pendientes, el cual voy a disfrutar pese al cansancio que me vaya a dar. No me puedo rendir aún, que éste es apenas el inicio de mi vida, y estos años jamás se van a repetir. A mi lado hay muchas personas en las cuales puedo confiar, y yo siempre estaré para las personas que conozco sin importar lo que pueda pasar.

Mi primer pendiente, ante todo, debe ser el hacer lo que me haga feliz...

Así sea...

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